VIERNES 24 DE FEBRERO – Recalculando ruta: la conversión

Imagínate que un día sales de casa, porque has quedado con alguien con quien sueles encontrarte siempre en el mismo sitio. Antes de salir, no ves que te ha escrito un e-mail diciéndote que no estará allí, sino en otro lugar. Sales de casa, sabiendo de sobra las calles por las que tienes que ir, el autobús que tienes que coger y la parada en la que tienes que bajarte,  porque no entra en tu esquema que haya cambiado sus planes.

Da la casualidad de que el autobús, se detiene en la parada donde te está esperando tu amigo. Él te ve y te hace señas para que bajes, pero vas a lo tuyo, oyendo música, mirando el reloj porque el autobús se ha retrasado y no te enteras.

Él echa a correr hacia la siguiente parada mientras te llama al móvil para decirte que te bajes. Pero con la música, no te das cuenta de que te está llamando. De hecho, ni siquiera ves que la persona que va a tu lado te hace señas indicando que te está sonando el móvil.

Tu amigo, viendo que no puede avisarte, decide esperar al siguiente autobús e ir al sitio de siempre y allí contarte lo ocurrido. Es verdad que el resultado es el mismo; un encuentro, pero todo hubiera sido más sencillo si te hubieras planteado que podía haber cambios, o hubieras prestado atención a tu móvil.

Creo que en la relación con Dios, muchas veces nos ocurre lo mismo. Salimos a buscarle donde siempre le hemos encontrado, sin pensar que puede estar esperándonos en un sitio nuevo. Por eso, tal vez la Cuaresma sea un buen momento para recalcular nuestra ruta y con todo, mirar al móvil de vez en cuando, atentos a sus mensajes.

Dani Cuesta, sj

en http://www.pastoralsj.org

Un pensamiento en “VIERNES 24 DE FEBRERO – Recalculando ruta: la conversión

  1. La cuestión de la conversión es una cuestión de sensibilidad, de tener todos los sentidos, y sobre todo el corazón, atentos a la voz del que nos llama. Es verdad, como dice Dani, que en el encuentro con Dios podemos caer en la rutina y no enterarnos de la «novedad», de por dónde nos está queriendo decir algo.
    Esta sensibilidad, necesaria para el cambio, no la podemos adquirir «a fuerza de puños». Lo verdaderamente importante para la conversión es primero darnos cuenta de nuestros errores y, después, ser conscientes de que solamente pidiéndoselo sinceramente a Él, su AMOR nos puede ayudar a cambiar. Si realmente queremos cambiar, Él se encargará de ir convirtiendo nuestra sensibilidad, Nosotros tenemos que dejarnos moldear, tenemos que cederle nuestra libertad para que nos pueda ayudar a salir de nosotros mismos, a romper nuestros rígidos esquemas, a agrandarnos el corazón, a ponernos ojos y oídos atentos…y así, de esta manera, será más difícil perderle la pista, al menos nos será algo más fácil intuir por dónde anda…

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